Un vestido demasiado corto
Sabe muy bien que no lleva ropa interior, la excita demasiado provocar y le gusta aprovechar las góndolas más vacías del supermercado para mostrarse. Simulando estar interesada en ciertos productos, se agacha dándole una hermosa visión a algún que otro voyeur de ocasión que observa sin demasiado disimulo. No está sola en este juego, su marido es el encargado de mostrar su osadía y las reacciones de los observadores de encantos.
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