Fuente: deia.com
La carrera nudista de Sopelana congrega a cerca de 80 participantes y a numerosos espectadores.
Sopelana
EL calor abrasaba ayer los cuerpos en Euskadi. Los termómetros comenzaron su escalada desde muy temprano. Era uno de esos días en los que hasta el bañador molestaba: bochorno, agobios, sudores... Era una jornada perfecta de sol, playa y... desnudos. Y esa es una combinación que sabe mezclar como nadie Sopelana y más concretamente, la carrera nudista que desde hace catorce años se celebra en la playa de Barinatxe, más conocida como La Salvaje.
Los cuerpos volvieron a lucir al natural ayer en el arenal de Uribe Kosta ante la mirada de numerosos espectadores, que por unas horas dejaron de estar tumbados o refrescándose en el agua para formar parte de una carrera que es única en Euskadi. Sobre la arena dura, 79 personas corrieron a lo largo de 5 kilómetros. Entre estos participantes, había trece niños, que también dieron sus pequeñas zancadas por 2,5 kilómetros. Además, este año los organizadores habían incluido nuevas pruebas para "dar un nuevo impulso a la carrera y que cogiera nuevos aires", según desveló Patxi Ros, padre de esta competición. Así, estaba previsto que los atletas realizaran también salto de longitud y lanzamiento de peso, pero finalmente únicamente se pudieron poner en práctica los saltos, debido a que el tiempo se les echaba encima y la marea iba a comenzar a subir, lo que impediría el desarrollo de la carrera. Pese a este pequeño cambio de planes, el balance que efectuaba Ros de la presente edición de la tradicional cita nudista es muy positivo. "Ha sido un éxito", destacaba tras la conclusión del evento. "Estamos muy contentos, tanto por el número de personas que han decidido correr, como por la cantidad de gente que había animando", comentó el fundador de la prueba en 1999. Y es que trasladar la celebración de esta carrera de septiembre a julio y el hecho de que saliera un día tan caluroso como el de ayer contribuyó a que hubiera más asistentes a la playa, según opinó Ros.
Así, arropados por el público y bajo los fuertes rayos de sol, los casi 80 corredores intentaron imprimir velocidad para ser los más rápidos corriendo como su madre les trajo al mundo. En la categoría senior masculina, el más veloz resultó Aitor Sarrionaindia, que es campeón de Euskadi en 3.000 obstáculos, y en la vertiente femenina fue Zuriñe Menoyo la que doblegó al resto de rivales.
Los dos atletas vencedores recibieron los pertinentes trofeos que les acreditan como ganadores de la carrera nudista de Sopelana, unos premios que, además, este año eran especiales, ya que contaban con la figura de Hércules y Afrodita. "En la Antigua Grecia, la gente practicaba todos los deportes desnuda, así que con estos trofeos queremos volver a la esencia del deporte", puntualizó el fundador de la carrera nudista.
Roberto Benítez y Javier Delgado fueron segundo y tercero, respectivamente; y la plata en categoría femenina fue para Jone Etxebarria, una participante de Larrabetzu que ganó la primera edición y que desde entonces ha tomado parte todos los años en la competición. La burgalesa Rosa Ortúñez concluyó tercera.
En la modalidad de saltos, también se proclamaron campeones Sarrionaindia (con una marca de 4,10) y Menoyo (2,00). Segundo en la categoría de hombres fue Alexandre de Soussa, que llegó a Sopelana desde la ciudad portuguesa de Coimbra. Él fue uno de los varios participantes extranjeros con los que contó la prueba vizcaina. Y es que es una referencia a nivel europeo. A lo largo de las ediciones pasadas, ha recalado gente en La Salvaje desde varios rincones del Estado y de Francia, Inglaterra y Alemania.
Pero además, entre las decenas de personas que enseñaron sus vergüenzas sin ningún pudor se encontraba una participante muy especial: una niña saharaui llamada Lehbiba. "Me ha hecho mucha ilusión la participación de esta niña", confesó Patxi Ros. Y es que esta carrera nudista de carácter reivindicativo ha ido rompiendo barreras año tras año.
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