El último asiento
Un amante del exhibicionismo desde hace un tiempo mantenía una práctica muy arriesgada. Tomaba el colectivo todas las tardes, se dirigía al último asiento y a la vista de alguna ocasional bella dama comenzaba a masturbarse. No solamente tuvo la suerte de no ser denunciado ante algún policía por realizar actos obscenos en público, sino que además...
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