Infieles

Temblores prohibidos
A pesar de negarse a su marido a la entrega de estos placeres, para su amante se acomoda en la punta de la cama deseosa de ser poseída analmente. Él lubrica su miembro en la humedad de su calentura para luego apoyarle el glande en la entrada del ano y dejarse caer en su interior. Ella lo recibe con una calentura desbordante, temblando de placer y excitación. Disfrutando en su propio hogar de placeres prohibidos, pero ahogando cada gemido que pueda ser escuchado por algún vecino o vecina que pueda realizar algún comentario a su marido que la deje en evidencia.

No hay comentarios: