Cuando la pose del misionero no basta
Fuente: larepublica.pe
El increíble mundo de las parafilias. Si cree que porque una vez lo hizo en un ascensor ya es digno émulo del Marqués de Sade, déjenos decirle que el erotismo puede tomar formas inimaginables.
No es por subestimarlo, pero, además de la entrañable (y aburrida) pose del misionero, ¿qué sabrosa variante erótica ha probado últimamente? Chequee su lista. ¿Cunnilingus? Bien. ¿El popular "perrito"? Previsible. ¿El ya clásico (e incómodo) 69? ¿Y un audaz beso francés? Hace mucho que no, ¿verdad?
Las parejas más osadas incursionarán en el sadomasoquismo, las orgías y el swinging, esa curiosa costumbre americana que consiste en ir a una cita de a cuatro para ver a la pareja hacerlo con otro y, encima de eso, tener que darle las gracias.
Pero cuando las variaciones superan las, digamos, previsibles, se entra en el campo de las parafilias, esas prácticas extrañísimas que, según los especialistas, forman parte de las preferencias de una minoría de la población.
Desde la perspectiva clínica, la parafilia es la excitación con objetos concretos y/o situaciones tan específicas que soy excluyentes con cualquier otra forma de erotismo. Es decir, la persona que tiene una parafilia solo llegará al placer por esa vía y ninguna otra.
Esa fijación puede ser una limitación, pues deja fuera cualquier otra forma de placer, incluso en los casos en los que se interactúe con la pareja. Por ejemplo, un hombre puede excitarse con los pies de su amada, pero no lo hará con ninguna otra cosa, así su pareja sea Karen Dejo en persona.
Estas prácticas no son, en sí, dañinas, pero cuando interfieren con la vida normal del sujeto, o entrañan sufrimiento, o simplemente se convierten en una obsesión, se convierten en patologías. La lista de parafilias es infinita, pero la ciencia ha identificado algunas de las, digamos, menos infrecuentes:
Agrexofilia: Excitación producida por el hecho de que la actividad sexual sea oída por otras personas.
Agorafilia: Atracción por la actividad sexual o el exhibicionismo en lugares públicos.
Alopelia: Experimentar orgasmo sólo viendo a otros teniendo una relación sexual.
Amomaxia: Excitación sólo al realizar una relación sexual dentro de un automóvil aparcado.
Autagonistofilia: Ser visto por otras personas durante el acto sexual.
Candalagnia o candaulismo: Ver a la pareja copulando con otra persona.
Dendrofilia: Excitación al frotarse contra los árboles.
Dogging: Excitación al ser observados practicando sexo al aire libre, tanto en autos, como en bosques o playa, pero siempre en lugares apartados, donde los asistentes pueden mirar o bien participar.
Escopofilia, escoptofilia, escoptolagnia o mixoscopía: La excitación dependerá de mirar abiertamente a otras personas en el acto sexual −no subrepticiamente como en el voyeurismo−.
Gimnofilia o nudomanía: Excitación por la desnudez.
Gregomulcia: Excitación por ser manoseado por una persona desconocida en una multitud.
Jactitafilia: Excitación producida por el relato de las propias hazañas sexuales.
Olfactofilia: Excitación debida al olor de la transpiración, especialmente de los genitales.
Picacismo: Excitación al introducir alimentos en una de las cavidades del cuerpo con el fin de que la pareja los recupere con la boca.
¿Alguna de ellas le resulta familiar... o excitante?
El increíble mundo de las parafilias. Si cree que porque una vez lo hizo en un ascensor ya es digno émulo del Marqués de Sade, déjenos decirle que el erotismo puede tomar formas inimaginables.
No es por subestimarlo, pero, además de la entrañable (y aburrida) pose del misionero, ¿qué sabrosa variante erótica ha probado últimamente? Chequee su lista. ¿Cunnilingus? Bien. ¿El popular "perrito"? Previsible. ¿El ya clásico (e incómodo) 69? ¿Y un audaz beso francés? Hace mucho que no, ¿verdad?
Las parejas más osadas incursionarán en el sadomasoquismo, las orgías y el swinging, esa curiosa costumbre americana que consiste en ir a una cita de a cuatro para ver a la pareja hacerlo con otro y, encima de eso, tener que darle las gracias.
Pero cuando las variaciones superan las, digamos, previsibles, se entra en el campo de las parafilias, esas prácticas extrañísimas que, según los especialistas, forman parte de las preferencias de una minoría de la población.
Desde la perspectiva clínica, la parafilia es la excitación con objetos concretos y/o situaciones tan específicas que soy excluyentes con cualquier otra forma de erotismo. Es decir, la persona que tiene una parafilia solo llegará al placer por esa vía y ninguna otra.
Esa fijación puede ser una limitación, pues deja fuera cualquier otra forma de placer, incluso en los casos en los que se interactúe con la pareja. Por ejemplo, un hombre puede excitarse con los pies de su amada, pero no lo hará con ninguna otra cosa, así su pareja sea Karen Dejo en persona.
Estas prácticas no son, en sí, dañinas, pero cuando interfieren con la vida normal del sujeto, o entrañan sufrimiento, o simplemente se convierten en una obsesión, se convierten en patologías. La lista de parafilias es infinita, pero la ciencia ha identificado algunas de las, digamos, menos infrecuentes:
Agrexofilia: Excitación producida por el hecho de que la actividad sexual sea oída por otras personas.
Agorafilia: Atracción por la actividad sexual o el exhibicionismo en lugares públicos.
Alopelia: Experimentar orgasmo sólo viendo a otros teniendo una relación sexual.
Amomaxia: Excitación sólo al realizar una relación sexual dentro de un automóvil aparcado.
Autagonistofilia: Ser visto por otras personas durante el acto sexual.
Candalagnia o candaulismo: Ver a la pareja copulando con otra persona.
Dendrofilia: Excitación al frotarse contra los árboles.
Dogging: Excitación al ser observados practicando sexo al aire libre, tanto en autos, como en bosques o playa, pero siempre en lugares apartados, donde los asistentes pueden mirar o bien participar.
Escopofilia, escoptofilia, escoptolagnia o mixoscopía: La excitación dependerá de mirar abiertamente a otras personas en el acto sexual −no subrepticiamente como en el voyeurismo−.
Gimnofilia o nudomanía: Excitación por la desnudez.
Gregomulcia: Excitación por ser manoseado por una persona desconocida en una multitud.
Jactitafilia: Excitación producida por el relato de las propias hazañas sexuales.
Olfactofilia: Excitación debida al olor de la transpiración, especialmente de los genitales.
Picacismo: Excitación al introducir alimentos en una de las cavidades del cuerpo con el fin de que la pareja los recupere con la boca.
¿Alguna de ellas le resulta familiar... o excitante?
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