Sexo oral en el diccionario
Fuente: elmundo.es
Al diccionario americano no le debería caber el sexo oral ni de ningún otro tipo. Eso es más o menos, lo que ha venido a defender una madre de familia en California, que indignada con una de las entradas del glosario, solicitó y logró que se retirasen los tomos de las clases por ser inapropiados para los niños del décimo grado escolar.
En concreto, la señora manifestó su repulsa al hecho de que en el diccionario se pudiese encontrar “material sexual explícito” en la definición de “sexo oral”, una entrada que el diccionario Merriam Webster para estudiantes describe como “estimulación de los genitales”.
El curioso hecho, que ya ha trascendido en el resto del país, sucedió esta semana en un colegio de educación elemental de Menifee, una población del desierto californiano, en el condado de Riverside. La reacción inicial de la junta del condado fue retirar los diccionarios de las clases para estudiar el caso con detenimiento.
Después, comenzaron las reacciones encontradas, con algunos felices con el asunto, y otros criticando con dureza la censura, que existe y mucho, en este país de las libertades. El presidente de la junta escolar local puso el grito en el cielo, asegurando que si se censuraba un diccionario por contener palabras malsonantes o sexuales, se abría la puerta a que se prohibiesen otros muchos libros, como durante la Santa Inquisición o la España de posguerra.
Al final, ayer se acabó por imponer la cordura y los diccionarios volverán al lugar que les correponde, junto a los estudiantes, para que aprenden todo lo que tienen que aprender. Aunque con una claúsula: los padres podrán decidir si sus hijos tienen o no acceso al docto libro, o en su caso, a una versión más refinada que obvie las aventuras sexuales de los mayores.
Al diccionario americano no le debería caber el sexo oral ni de ningún otro tipo. Eso es más o menos, lo que ha venido a defender una madre de familia en California, que indignada con una de las entradas del glosario, solicitó y logró que se retirasen los tomos de las clases por ser inapropiados para los niños del décimo grado escolar.
En concreto, la señora manifestó su repulsa al hecho de que en el diccionario se pudiese encontrar “material sexual explícito” en la definición de “sexo oral”, una entrada que el diccionario Merriam Webster para estudiantes describe como “estimulación de los genitales”.
El curioso hecho, que ya ha trascendido en el resto del país, sucedió esta semana en un colegio de educación elemental de Menifee, una población del desierto californiano, en el condado de Riverside. La reacción inicial de la junta del condado fue retirar los diccionarios de las clases para estudiar el caso con detenimiento.
Después, comenzaron las reacciones encontradas, con algunos felices con el asunto, y otros criticando con dureza la censura, que existe y mucho, en este país de las libertades. El presidente de la junta escolar local puso el grito en el cielo, asegurando que si se censuraba un diccionario por contener palabras malsonantes o sexuales, se abría la puerta a que se prohibiesen otros muchos libros, como durante la Santa Inquisición o la España de posguerra.
Al final, ayer se acabó por imponer la cordura y los diccionarios volverán al lugar que les correponde, junto a los estudiantes, para que aprenden todo lo que tienen que aprender. Aunque con una claúsula: los padres podrán decidir si sus hijos tienen o no acceso al docto libro, o en su caso, a una versión más refinada que obvie las aventuras sexuales de los mayores.
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