Una reunión familiar con su presencia o un encuentro casual con ella renuevan en tí el deseo de poseerla, provocándote una excitación mental y en ocasiones física. Cada vez que pasa frente a tí tus ojos la observan discretamente, recreando en tu mente las escenas del sexo más explícito, como si ambos fueran los protagonistas de una escandalosa película pornográfica. En tu imaginación sus pechos que se aprisionan bajo las ropas se dibujan libres de toda tela transpirando al ritmo de fuertes embestidas, su cola abrazada por un jean ajustado se observa luciendo una diminuta tanga que corrida hacia un costado deja a tu merced su sexo mojado implorando penetración, su boca que muchas veces luce sonrisas de ocasión en tu mente muerde con firmeza una almohada intentando apagar sin éxito los fuertes gemidos del intenso placer. Sin ánimos de lastimar los sentimientos de nadie pero con unas ganas terribles de enredarte entre las sábanas con tu cuñada, tu vida se vuelve una lucha constante entre hacerle caso a lo que dicta tu conciencia o cumplir con ese deseo sexual que tanto has ansiado. Te invitamos a contarnos tu historia, esa historia que nació el día en que la conociste por primera vez y que a partir de allí lo único que deseabas era poseerla. ¿Un deseo prohibido que se mantiene entre tus fantasías o que ya te has encargado de convertir en realidad? |