Se filmó una porno en un boliche
Fuente: criticadigital.com
Más de 300 personas fueron a Tarantino, la disco donde actuó Milena Hot. Pagaron veinte pesos y hubo acceso a pizza libre, cerveza y un tour por un sex shop.
Hasta hace minutos nomás, toda esta gente linda –unas 320 personas colmando el local Tarantino, una disco de Ramos con 20 mesas, sector reservado y sillones varios– no se ponía de acuerdo sobre si se inclinaba por la pizza de mozzarella o por la de jamón y tomate en rodajas o si se atrevía a la cerveza, al vaso de vino o a la coca de maquinita. Pero ahora las luces se han apagado al igual que los doce monitores de plasma desparramados por el local que, desde hacía horas, emitían imágenes de bombeos no precisamente de agua, e irrumpe en escena una morocha en ropa de guerra que alborota la digestión –la misma, como todo el mundo aquí lo sabe, de los videos–. Segundos más tarde, hace su aparición un hombre apodado Joe el Mercenario que se quita todo su uniforme de soldado en un sincronizado revoleo de boina –éste es su debut oficial–, un joven que, cuando lleva la ropa puesta, se dedica a trabajar de luchador en fiestas infantiles –hace precisamente de Mercenario Joe–. Junto a la pareja, sube un hombre regordete de mechas al viento que registra todo cámara en mano y busca el ángulo más conveniente para captar primeros planos de la guerra.
No vaya a creer que éste es un episodio menor. A decir verdad, tiene algo de histórico. La morocha, célebre en el rubro, coreada y codiciada desde las mesas, se hace llamar Milena Hot, actuó con la Cicciolina y el legendario Rocco Siffredi en una película aún inédita, y ha batido récords varios en el género del porno: mayor cantidad de penetraciones en una misma escena de Latinoamérica –por 25 hombres–, mayor cantidad de películas grabadas –según su director, más de 200 y sigue sumando–, y desde semanas atrás, la primera en protagonizar una porno filmada en vivo en un local abierto al público. “La gente nos lo pedía, pero yo siempre dije que no”, se entusiasma Rubén Danilo, director e ideólogo, cuando todo el asunto ha culminado, y reconstruye la génesis bañado en sudor, como futbolista que acaba de culminar un superclásico. “Yo tenía reparos porque filmar en vivo te rompe el clima, y joroba la atención, sobre todo, a los varones que actúan. El porno siempre fue reticente a abrirse al público. Pero yo soy un hombre osado y me gustan los desafíos, así que se lo propuse a Milena y acá estamos”.
Más de 300 personas fueron a Tarantino, la disco donde actuó Milena Hot. Pagaron veinte pesos y hubo acceso a pizza libre, cerveza y un tour por un sex shop.
Hasta hace minutos nomás, toda esta gente linda –unas 320 personas colmando el local Tarantino, una disco de Ramos con 20 mesas, sector reservado y sillones varios– no se ponía de acuerdo sobre si se inclinaba por la pizza de mozzarella o por la de jamón y tomate en rodajas o si se atrevía a la cerveza, al vaso de vino o a la coca de maquinita. Pero ahora las luces se han apagado al igual que los doce monitores de plasma desparramados por el local que, desde hacía horas, emitían imágenes de bombeos no precisamente de agua, e irrumpe en escena una morocha en ropa de guerra que alborota la digestión –la misma, como todo el mundo aquí lo sabe, de los videos–. Segundos más tarde, hace su aparición un hombre apodado Joe el Mercenario que se quita todo su uniforme de soldado en un sincronizado revoleo de boina –éste es su debut oficial–, un joven que, cuando lleva la ropa puesta, se dedica a trabajar de luchador en fiestas infantiles –hace precisamente de Mercenario Joe–. Junto a la pareja, sube un hombre regordete de mechas al viento que registra todo cámara en mano y busca el ángulo más conveniente para captar primeros planos de la guerra.
No vaya a creer que éste es un episodio menor. A decir verdad, tiene algo de histórico. La morocha, célebre en el rubro, coreada y codiciada desde las mesas, se hace llamar Milena Hot, actuó con la Cicciolina y el legendario Rocco Siffredi en una película aún inédita, y ha batido récords varios en el género del porno: mayor cantidad de penetraciones en una misma escena de Latinoamérica –por 25 hombres–, mayor cantidad de películas grabadas –según su director, más de 200 y sigue sumando–, y desde semanas atrás, la primera en protagonizar una porno filmada en vivo en un local abierto al público. “La gente nos lo pedía, pero yo siempre dije que no”, se entusiasma Rubén Danilo, director e ideólogo, cuando todo el asunto ha culminado, y reconstruye la génesis bañado en sudor, como futbolista que acaba de culminar un superclásico. “Yo tenía reparos porque filmar en vivo te rompe el clima, y joroba la atención, sobre todo, a los varones que actúan. El porno siempre fue reticente a abrirse al público. Pero yo soy un hombre osado y me gustan los desafíos, así que se lo propuse a Milena y acá estamos”.
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