Sexo XXL
Fuente: elespectador.com
La obesidad puede convertirse en un enemigo íntimo de las mujeres. Aunque no se trata de una regla universal, muchas de ellas sienten cómo los kilos de más afectan su sexualidad.
Julieta, mujer de 32 años y con más de 90 kilos en la báscula, sale a menudo de fiesta pero no consume licor. Si un hombre le interesa es capaz de acercarse sólo cuando ve que los tragos lo afectaron un poco, de lo contrario opta por mantenerse al margen, como si nada pasara. A su psicólogo de confianza le confesó que en la mayoría de los casos no tiene éxito; en la minoría logra un affaire, y en la intimidad casi nunca lo disfruta. El médico dice que tiene problemas de autoestima y le pide tomar precauciones para evitar un embarazo o contraer una enfermedad de transmisión sexual.
Gabriel, hombre de 20 a 30 años edad, revela como anónimo en un foro de internet que en cuestión de sexo prefiere a las gordas porque se desempeñan mejor que las delgadas. Escribe que tienen los pechos más grandes y suaves y que la redondez de sus curvas le fascina.
Es muy probable que Julieta, colombiana, y Gabriel, español, pasen la vida sin conocerse. Sin embargo, pese a que en el sexo no hay reglas, ambos están unidos por los estereotipos: la obesidad conduce a Julieta a pensar que ningún hombre se fijará en ella, y Gabriel se presenta como anónimo al considerar extraño preferir a las gordas sobre las delgadas.
Es normal que casos como el de Julieta lleguen a los consultorios. Por lo general, cuenta José Manuel González, sexólogo y psicólogo, las mujeres obesas se intranquilizan al tener una pareja. “Les dicen que se tapen los ojos mientras se desvisten, piden apagar la luz y temen ser tocadas en los puntos de su cuerpo que menos les favorecen…” Un estudio publicado por el British Medical Journal va en el mismo rumbo: luego de encuestar a 12.000 adultos sobre su vida sexual, la conclusión arrojada es que una mujer con gordura tiene 30 veces menos posibilidades de conseguir pareja que una mujer de peso normal.
Este parece ser un problema exclusivo del sexo femenino porque a diferencia suya, los hombres obesos logran con frecuencia conseguir una pareja. “El varón es mucho más exigente con el físico. La mujer, en cambio, puede inclinarse hacia otros atributos emocionales o de personalidad”, aclara González a pesar de que la voz popular recomiende también incluir el estatus socioeconómico dentro de la lista de características de lo que ellas buscan.
No obstante, remitir los problemas sexuales de la obesidad a aspectos puramente psicológicos es un error. El exceso de grasa en el cuerpo entorpece la circulación de la sangre y no permite muchas veces la lubricación de la zona genital. La agilidad del cuerpo es limitada, las posiciones se reducen notablemente y el acceso a puntos clave como el clítoris es complicado. El placer y la distensión de las relaciones sexuales no es universalmente real; el sobrepeso suele desviar el camino hacia el calvario. “¿Qué hacer? -pregunta el doctor González-. Lo mismo que les digo a mis pacientes: si quiere tener una vida sexual plena es conveniente que baje de peso y se convenza de que puede ser atractiva con una terapia de autoestima”.
Quizá para Gabriel las recomendaciones terminen por arruinar el encanto, el erotismo de los kilos de más, pero no se trata ni de líbido ni de gustos; en el fondo se trata del cuidado de la salud. De otro lado, aceptar de plano que las mujeres obesas están condenadas a la abstinencia es una apreciación equivocada. Según un estudio de la Universidad de Hawái, el 92% de las mujeres de tallas grandes ha tenido relaciones sexuales, un índice superior al 87% de las que no padecen sobrepeso. “Existen hombres a los que les gustan las gorditas porque tienen caras lindas o por otras razones. Muchos casos son tristes porque ellas se aferran demasiado a ellos pero rara vez su pareja siente lo mismo”, asegura José Manuel González.
Del lado femenino se encuentra Elizabeth Gutiérrez, ex presidenta de la Sociedad Colombiana de Sexología. Más allá de la solidaridad de género, ella habla de derecho: “Todas las mujeres tienen derecho a disfrutar de una sexualidad satisfactoria, a aprender a tener orgasmos”. La sexóloga aún se pregunta en qué momento una figura delgada se hizo irremplazable entre las sábanas, como si el olfato, el gusto, y la creatividad no importaran. “No se desanimen, recuerden que el principal órgano sexual del cuerpo no está entre las piernas sino entre las orejas: se llama cerebro”.
Problemas del sobrepeso
Según los médicos del Diet and Fitness Center de la Universidad de Duke la obesidad baja el rendimiento sexual. Un estudio reveló: La grasa entorpece la circulación sanguínea: los vasos sanguíneos bloqueados por el colesterol dificultan la irrigación hacia el pene y el clítoris
El sobrepeso produce problemas hormonales: se reduce la producción de estrógenos y testosterona, responsable de encender la chispa sexual entre mujeres y hombres
Los obesos sufren altos niveles de estrés, inhibidor número uno del deseo
La investigación publicada por el British Medical Journal sostiene que las mujeres obesas se preocupan menos por los métodos anticonceptivos y son cuatro veces más susceptibles a un embarazo no deseado que las delgadas.
La obesidad puede convertirse en un enemigo íntimo de las mujeres. Aunque no se trata de una regla universal, muchas de ellas sienten cómo los kilos de más afectan su sexualidad.
Julieta, mujer de 32 años y con más de 90 kilos en la báscula, sale a menudo de fiesta pero no consume licor. Si un hombre le interesa es capaz de acercarse sólo cuando ve que los tragos lo afectaron un poco, de lo contrario opta por mantenerse al margen, como si nada pasara. A su psicólogo de confianza le confesó que en la mayoría de los casos no tiene éxito; en la minoría logra un affaire, y en la intimidad casi nunca lo disfruta. El médico dice que tiene problemas de autoestima y le pide tomar precauciones para evitar un embarazo o contraer una enfermedad de transmisión sexual.
Gabriel, hombre de 20 a 30 años edad, revela como anónimo en un foro de internet que en cuestión de sexo prefiere a las gordas porque se desempeñan mejor que las delgadas. Escribe que tienen los pechos más grandes y suaves y que la redondez de sus curvas le fascina.
Es muy probable que Julieta, colombiana, y Gabriel, español, pasen la vida sin conocerse. Sin embargo, pese a que en el sexo no hay reglas, ambos están unidos por los estereotipos: la obesidad conduce a Julieta a pensar que ningún hombre se fijará en ella, y Gabriel se presenta como anónimo al considerar extraño preferir a las gordas sobre las delgadas.
Es normal que casos como el de Julieta lleguen a los consultorios. Por lo general, cuenta José Manuel González, sexólogo y psicólogo, las mujeres obesas se intranquilizan al tener una pareja. “Les dicen que se tapen los ojos mientras se desvisten, piden apagar la luz y temen ser tocadas en los puntos de su cuerpo que menos les favorecen…” Un estudio publicado por el British Medical Journal va en el mismo rumbo: luego de encuestar a 12.000 adultos sobre su vida sexual, la conclusión arrojada es que una mujer con gordura tiene 30 veces menos posibilidades de conseguir pareja que una mujer de peso normal.
Este parece ser un problema exclusivo del sexo femenino porque a diferencia suya, los hombres obesos logran con frecuencia conseguir una pareja. “El varón es mucho más exigente con el físico. La mujer, en cambio, puede inclinarse hacia otros atributos emocionales o de personalidad”, aclara González a pesar de que la voz popular recomiende también incluir el estatus socioeconómico dentro de la lista de características de lo que ellas buscan.
No obstante, remitir los problemas sexuales de la obesidad a aspectos puramente psicológicos es un error. El exceso de grasa en el cuerpo entorpece la circulación de la sangre y no permite muchas veces la lubricación de la zona genital. La agilidad del cuerpo es limitada, las posiciones se reducen notablemente y el acceso a puntos clave como el clítoris es complicado. El placer y la distensión de las relaciones sexuales no es universalmente real; el sobrepeso suele desviar el camino hacia el calvario. “¿Qué hacer? -pregunta el doctor González-. Lo mismo que les digo a mis pacientes: si quiere tener una vida sexual plena es conveniente que baje de peso y se convenza de que puede ser atractiva con una terapia de autoestima”.
Quizá para Gabriel las recomendaciones terminen por arruinar el encanto, el erotismo de los kilos de más, pero no se trata ni de líbido ni de gustos; en el fondo se trata del cuidado de la salud. De otro lado, aceptar de plano que las mujeres obesas están condenadas a la abstinencia es una apreciación equivocada. Según un estudio de la Universidad de Hawái, el 92% de las mujeres de tallas grandes ha tenido relaciones sexuales, un índice superior al 87% de las que no padecen sobrepeso. “Existen hombres a los que les gustan las gorditas porque tienen caras lindas o por otras razones. Muchos casos son tristes porque ellas se aferran demasiado a ellos pero rara vez su pareja siente lo mismo”, asegura José Manuel González.
Del lado femenino se encuentra Elizabeth Gutiérrez, ex presidenta de la Sociedad Colombiana de Sexología. Más allá de la solidaridad de género, ella habla de derecho: “Todas las mujeres tienen derecho a disfrutar de una sexualidad satisfactoria, a aprender a tener orgasmos”. La sexóloga aún se pregunta en qué momento una figura delgada se hizo irremplazable entre las sábanas, como si el olfato, el gusto, y la creatividad no importaran. “No se desanimen, recuerden que el principal órgano sexual del cuerpo no está entre las piernas sino entre las orejas: se llama cerebro”.
Problemas del sobrepeso
Según los médicos del Diet and Fitness Center de la Universidad de Duke la obesidad baja el rendimiento sexual. Un estudio reveló: La grasa entorpece la circulación sanguínea: los vasos sanguíneos bloqueados por el colesterol dificultan la irrigación hacia el pene y el clítoris
El sobrepeso produce problemas hormonales: se reduce la producción de estrógenos y testosterona, responsable de encender la chispa sexual entre mujeres y hombres
Los obesos sufren altos niveles de estrés, inhibidor número uno del deseo
La investigación publicada por el British Medical Journal sostiene que las mujeres obesas se preocupan menos por los métodos anticonceptivos y son cuatro veces más susceptibles a un embarazo no deseado que las delgadas.
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