Infieles

Entregaron el premio al "mal sexo" literario

Fuente: america.infobae.com
El galardón fue para el escritor estadounidense David Guterson, que según la revista que otorga la distinción apeló a un lenguaje burdo y de dudoso gusto para describir una escena íntima en la ducha en su novela ED-KING.

La novela premiada se llama Ed King y su argumento es una recreación moderna del mito de Edipo. En ella, Guterson llama al pubis "tierra de nadie" o bien "la parte en la que la madre tuvo relaciones sexuales con su hijo".

La revista británica The Literary Review eligió a este autor por el relato de una escena sexual frenética. El objetivo de la publicación es desalentar, mediante este castigo, el uso de frases malsonantes y lenguaje basto para este tipo de relatos.

Guterson, al parecer, se tomó la penitencia con humor: "Edipo prácticamente inventó el mal sexo, así que no estoy en absoluto sorprendido", dijo. Eso sí, prefirió faltar a la ceremonia de premiación.

La acción de su novela transcurre en la ciudad de Seattle a fines del siglo XX y trata de un niño entregado en adopción que llega a ser uno de los hombres más poderosos del mundo después de matar a su padre y tener relaciones con su madre.

Los otros nominados para el premio eran el japonés Haruki Murakami porque en su novela 1Q84 bautizó "Fukaeri" a un personaje femenino por ser la pronunciación de ese nombre muy parecida a la palabra que en inglés significa "tener relaciones sexuales"; los estadounidenses James Frey, con The Final Testament of the Holy Bible, Chris Adrian, con The Great Night, y Stephen King -maestro del horror- por su novela 11.22.63, entre una lista de doce finalistas de diferentes países.

Entre los méritos de estos escritores para aspirar al primer puesto estaba la referencia a habitaciones que se sacuden, lenguas ágiles o carne húmeda, además de palabras como 'frotar', 'masajear', 'pellizcar' o 'lamer'.

El año pasado, el honor recayó en el ex premier británico Tony Blair, por sus memorias, que incluían un pasaje en el que se describía a sí mismo haciendo el amor con su esposa Cherie: "Era como un animal siguiendo mi instinto...".

No todos pueden ser D.H. Lawrence o Henry Miller o Anaïs Nin.

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