Infieles

Top Five: las escenas de sexo más controversiales del cine

02/05/14
Fuente: personajes.lanacion.com.ar

La polémica generada por Ninfómana de Lars Von Trier nos invita a repasar otros films donde el sexo ocupa un lugar tan primordial como ocasionalmente inquietante

No hay una sola forma de abordar la sexualidad como para que ésta logre el impacto. El sexo puede ser sinónimo de salvajismo como el acto más natural del mundo. A continuación, cinco películas que miran a la intimidad mediante posturas bien disimiles pero siempre generando la buscada contundencia.

1. LA VIDA DE ADÈLE (2013, Abdellatif Kechiche):


Al momento de su estreno, se hizo demasiado hincapié en las escenas de sexo prolongadas de La vida de Adèle y pocas veces se las analizó tomándolas como parte de un todo. Abdellatif Kechiche adaptó el breve cómic de Julie Maroh para más de tres horas de película en la que cada situación de la vida cotidiana es abordada con el reposo en los detalles. No sólo las secuencias de intimidad son largas: también lo son las reuniones familiares, las cenas con amigos e incluso los instantes de confrontación y de duelo. La clásica fórmula "chica conoce chica, chica pierde chica" acá adquiere otra dimensión por el descomunal trabajo de Adèle Exarchopoulos, quien nos hace sentir en la piel ese crecimiento paulatino de su personaje, aquel que con su juventud no tiene pruritos en ir hacia la pasión aunque ésto implique darse la cabeza contra la pared. Lo curioso es que, al repensar La vida de Adèle, difícilmente lo primero que uno recuerde sean esas secuencias que tanto dieron que hablar como sí las escenas de llanto que protagoniza esa adolescente que encuentra el amor más indeleble como casi todo el mundo: de manera súbita.

2. CRASH (1996, David Cronenberg)


No esperemos de David Cronenberg una mirada al sexo que se ate a lo convencional. Para el realizador, las penetraciones no son unívocas y pueden tener más de un detonante. Tomemos dos ejemplos contrapuestos dentro de su filmografía. Por un lado, en eXistenZ lo carnal era análogo a lo lúdico y el manejo de las consolas de videojuegos emulaba el contacto físico más viscoso. Por el otro, en Una historia violenta, el director se apegó una fórmula más clásica en superficie: marido y mujer disfrutan del sexo en una escalera luego de que él se haya revelado como un monstruo ante los ojos de ella. Dos fórmulas diferentes, un mismo significado. Cronenberg naturaliza el sexo y lo muestra como la acción que lleva a cabo el individuo para conectarse con su salvajismo innato. En Crash se respeta la misma lógica y la sensualidad emana de los poros de cada uno de los personajes, aquellos que necesitan del choque con el metal, con los objetos, para poder alcanzar el éxtasis. La deformación como concepto maleable nunca encontró un mejor representante que el realizador canadiense.

3. KELLY + VICTOR (2012, Kieran Evans)


Las situaciones de vida de Kelly y Victor son simétricas. Ambos son jóvenes que necesitan adentrarse en submundos para poder suplir alguna carencia. Él, mediante el consumo de drogas. Ella, mediante el sadomasoquismo. Cuando en una noche sus universos colisionan y la conexión parece darse inexplicablemente, uno ya puede prever que el resultado no será óptimo. Pero independientemente de la crudeza en las escenas de sexo, el cineasta Kieran Evans pone el acento en las aficiones en la cama de Kelly y cómo las mismas lo conducen a Victor a una oscuridad de la que no logra volver. El realizador independiente utiliza el sexo como excusa para mostrar cómo una persona que ama desesperadamente puede ir hacia los extremos para complacer las carencias del objeto de su afecto. Así, Kelly + Victor se vuelve una experiencia casi inabordable, que no necesita transcurrir siempre por la noche para estar cubierta por los enigmas, miedos y deseos que provienen de los paseos por lo nocturno.

LA CHICA DEL DRAGÓN TATUADO (2011, David Fincher)


El cine ha mostrado las violaciones en una gran cantidad de películas, siendo Irreversible de Gaspar Noé el ejemplo que se cita continuamente, cuya escena se ha cuestionado por su ineludible componente gratuito. En La chica del dragón tatuado, David Fincher muestra el sometimiento de Lisbeth Salander (una inolvidable Rooney Mara) ante la perversión de Nils Bjurman y lo hace focalizando enteramente en el rostro de la protagonista, que se va deformando segundo a segundo. Técnicamente hablando, se trata de una secuencia notable, que posiciona al espectador en los zapatos de Lisbeth para generar una empatía que posteriormente no se quebraría nunca. Por lo tanto, y a pesar de lo intolerable que se vuelve a la vista, el director arremete luego con la escena en la que la joven cobra venganza y Fincher la retrata desplegando toda su artillería pesada. "¿Pensás que estoy loca? No, no, está bien, podés asentir. Estoy loca" dice Lisbeth y la mirada de Mara genera la intensidad justa como para jamás permitirnos abandonar emocionalmente a ese memorable personaje.

5. KIDS (1995, Larry Clark)


El subgénero de películas que muestran la problemática adolescente tuvo en el Larry Clark de los 90 y mediados del 2000 (con otras películas como Bully y Ken Park) a uno de sus representantes menos complacientes. Su ópera prima, Kids, es un golpe a la yugular certero y completamente exento de moralina. El acierto estuvo en la manera en la que Clark, con registro cuasi documental, decidió bucear en el panorama del sexo prematuro, las drogas y las enfermedades que pueden provenir de la más dolorosa inconsciencia. A pesar de su explicitud permanente, Kids no es un film que busca provocar sino más bien poner frente a nuestros ojos una realidad que lastima y a la que muchos optarían por permanecer ajenos. No se trata de una obra que apele a la racionalización de los hechos. Así como sus protagonistas se exponen del modo más descarnado, el debut en cine de Clark hace lo mismo. Está pensando para ser sentido, para ser padecido, para penetrar del modo más brutal posible.

No hay comentarios: