Fuente: elmundo.es
Comienza a funcionar en Lavapiés un espacio en el que se imparten talleres de masturbación o sexo anal sin dolor.
El cartel rosa de la puerta nos invita a entrar y romper con los tabúes sexuales. El cartel negro del interior en forma de corazón nos invita a perder el miedo al sexo anal en una hora y media de clase. Estamos en Los Placeres de Lola (Dr. Fourquet, 34), una tienda erótica en Lavapiés donde vamos a asistir al primer taller de masturbación que imparte Sex Academy, una escuela de sexo que acaba de abrir sus puertas. «La gente viene aquí a buscar una técnica que le convierta en el rey del sexo», bromea Ana Lombardía, la psicóloga y sexóloga que impartirá la lección.
Son las 19.30 h. y los alumnos, hombres y mujeres de todas las edades, van entrando. Se quedan parados observando uno de los productos estrella del local, los huevos Tenga, de silicona y con lubricante para el hombre, creados por un japonés que es doble campeón del mundo de masturbación. La anécdota le hace gracia a Ana. Tiene 30 años, empezó impartiendo talleres sexuales en casas okupas y ahora su idea es enseñar a la gente a relacionarse mejor con su sexualidad, para que pueda vivirla de forma más libre.
Bajamos por unas escaleras de caracol hasta la cueva de ladrillo blanco que hay debajo de la tienda. Los 13 alumnos -10 mujeres y tres hombres- se sientan en las sillas de plástico mientras Ana prepara los juguetes de silicona en forma de pene y vagina que va a utilizar para la parte práctica de la clase. La profesora reparte a los asistentes un dosier grapado y con dibujos, donde explica las mejores técnicas para masturbar a un hombre y a una mujer.
En la primera media hora trata la parte teórica. «La penetración es lo que más se ensalza, pero no es lo más placentero. En esta clase le vamos a quitar importancia al orgasmo. El objetivo de la masturbación es pasarlo bien», explica Ana, que también tiene una consulta privada de terapia sexual de pareja. «Antes de todo hay que ponerse en predisposición, en modo erótico y relajarse para disfrutar al máximo».
Para la parte práctica masculina reparte penes de silicona de varios colores y tamaños a los alumnos para que sigan las 13 caricias que propone la sexóloga. Con las dos manos, la palma, la yema de los dedos, haciendo el exprimido, el túnel... Todo lo necesario para mantener la excitación. «Tienes que acariciarlo siempre como si fuera la primera vez que lo haces», bromea Ana ante las risas de los alumnos.
En la segunda hora de clase aborda la masturbación femenina utilizando una vagina de plástico para simular los movimientos. «Recomiendo usar lubricante para todo y hacer distintos movimientos con la mano», explica. La lección termina con un turno de preguntas. Todos se interesan por la mejor forma de llegar al orgasmo. Hay mujeres como Nuria, de 38 años, que quiere explorar estas nuevas técnicas con su pareja; y hombres como Germán, de 27, interesado en localizar el punto G en el clítoris.«También me han venido personas de 70 años que quieren vivir una trasformación sexual y aprender cosas nuevas. Yo siempre digo que lo primero que hay que hacer es erotizar tu cuerpo, valorarlo, sentirte atractiva y saber canalizar tu deseo sexual», afirma Ana. Su escuela es una filial de la Sex Academy de Barcelona, donde la sexóloga Laila Pilgren lleva cuatro años impartiendo 40 talleres de todo tipo.
En Madrid, Ana, acompañada de un equipo de masajistas, sociólogos y sexólogos, cobrará entre 20 y 60 euros por talleres de hasta tres horas como el de masturbación. «En algunas clases vendrá además una mujer voluntaria que se prestará como modelo para que el profesor le aplique las técnicas», explica.
La próxima semana empezarán con el taller de «sexo anal sin dolor» y de «cómo ser mejor amante». También darán clases de higiene y prevención de enfermedades de trasmisión sexual. «Hay gente muy desinformada que se piensa que haciendo una felación no se pueden contagiar las enfermedades», cuenta Ana, que en sus clases sobre esa práctica da unas pinceladas de historia. Como el porqué del mote de Cleopatra, reconocida felatriz llamada «la boca de los 10.000 hombres», que cuentan que realizó felaciones a un centenar de generales romanos en una noche.
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